Y entonces me alejo así, viéndole asombrado, mientras sonríe. Y soy feliz, como hace mucho tiempo que no lo era... culpable sólo de la inscripción que ocupa toda la fachada de su casa. Y ahora ya no tengo dudas, no tengo remordimientos, no tengo pasado, sólo tengo unas ganas enormes de volver a empezar y de ser feliz...
contigo
Que bonito!
ResponderEliminar